Cómo aplicar el esmalte

Necesitaréis primeramente una lija, un pincel o un rodillo (finos), así como una bandeja donde pintar. Además, se ha de escoger el esmalte correcto según el tipo de mueble, con el fin de conseguir el efecto brillante tan deseado.

En primer lugar, se debe preparar la superficie, por lo que esta ha de encontrarse limpia, completamente libre de polvo. No obstante, si el mueble estuviera previamente barnizado, habría que echar mano de la lija (que también puede ser eléctrica), aplicándola de forma suave. Una vez acabado el proceso, se limpiaría la superficie eliminando todo rastro de polvo con un trapo. Asimismo, resulta vital tener ventilada la habitación donde se vaya a trabajar. Además, se han de leer detenidamente las instrucciones del fabricante del esmalte con el fin de prevenir inhalaciones tóxicas no deseadas.

En el caso de superficies pertenecientes a muebles, habría que quitar de estos manijas, pomos y todo tipo de enganches incrustados. Además, en aquellos lugares que no se quiera tocar, se debería poner cinta de carrocero. Y, en el caso de haber algún tipo de agujero u orificio, también habría que colocar un relleno en la zona.

Dado que el esmalte no requiere una capa previa de imprimación, directamente, con la ayuda de un rodillo de grano fino (o bien de un pincel), tras impregnarlo abundantemente de esmalte, se rodará sobre la superficie. Se ha de tener especial cuidado en las uniones, de modo que queden cubiertas al máximo, con el fin de evitar marcas y que el acabado se vea perfecto.

Después de que se haya secado el esmalte, si no nos gustara el resultado o la apariencia, podríamos volver a repetir la operación. Habría que volver a lijar con una lija fina, con el fin de quitar la menor cantidad de pintura posible. El esmalte, colocado en una cubeta, debe estar mezclado con un poco de aguarrás. Para imprimirlo sobre la superficie, utilizaremos una paletina, que habrá que lavar con agua y jabón. No está de más señalar que el proceso de lacado puede repetirse cuanto se desee.

Dado que los esmaltes son altamente resistentes, no es necesario aplicar un protector con posterioridad. Sin embargo, sí que resulta realmente recomendable utilizarlo sobre las áreas de paso. Bueno es saber que el esmalte tarda en secarse unas ocho horas hasta tomar la consistencia adecuada. No obstante, tomad siempre como punto de referencia el marcado en las instrucciones del producto. Y no está de más añadirle dos o tres horas más extra. Estas ocho horas no solo implican que ya no queden manchas cuando se toque, sino que se podrá seguir trabajando sobre el mueble para mejorarlo. Por último, se puede terminar con un toque de cera (para darle más brillantez) y pulir sobre la superficie.

Es imprescindible contar con antelación con todas las herramientas necesarias para el proceso. Otro error muy común consiste en escoger un pincel o rodillo no adecuados para el tipo de mueble o superficie sobre el que se vaya a trabajar. Se ha de elegir tanto el tamaño adecuado como con el grosor preciso (en este caso, de carácter fino). La fase del lijado también resulta algo esencial, con el fin de evitar rugosidad en el acabado final. Asimismo, el esmalte debe aplicarse de abajo arriba y siempre en la misma dirección, distribuyendo de forma equitativa.

Si tu objetivo es ahorrar y hacerte tú mismo con tus propios muebles, sigue los brycus consejos explicados y el éxito será tuyo. Conseguirás así optimizar en tu factura y podrás considerarte prácticamente un artista.