Cómo colocar papel pintado en tu pared

Pasos previos

En primer lugar, hay que reunir todos los materiales que vamos a necesitar. La lista comprende elementos como nivel, escuadra, flexómetro, rodillo, brocha, listón, esponja, paños, tijeras, cúter, cola y papel pintado.

Seguidamente, hay que establecer las condiciones óptimas para que el proceso de empapelado salga de manera correcta. Para ello, es preciso cerciorarse de que la pared sobre la que vamos a aplicar el papel pintado esté lisa y limpia. En el caso de que tengamos que retirar un papel que previamente ya estaba adherido a la pared, lo haremos con un quita papel y agua templada. Una vez hecho esto, medimos la altura total que vamos a cubrir sin contar con los rodapies y añadiendo unos cinco centímetros extra para luego recortar a la perfección.

Corte y encolado

Cuando llega el turno de cortar el papel es importante fijarse en si el dibujo que incorpora tiene continuidad o no. En el caso de que así sea, a fin de evitar errores, lo aconsejable es ir cortando las tiras de papel según se van colocando. Las ventajas en este sentido están claras: se respeta la secuencia y se ahorra papel. Un consejo para fijar el primer pliego es utilizar un nivel para trazar una línea recta que nos servirá de guía.

Llega el turno de encolar la pared. Para ello, emplearemos una brocha y una cola específica para el tipo de papel que vayamos a utilizar, consiguiendo así una perfecta armonía entre ambos elementos. En cualquier caso, lo ideal es que se trate de una cola que no manche y que facilite su uso sin miedo a agredir, por ejemplo, los muebles cercanos como pueden ser los marcos de las puertas.

Fijación, sobrantes y bordes

Acto seguido, vamos colocando el papel teniendo como referencia la línea que hemos trazado previamente con el nivel. Esto lo haremos ayudándonos de un cepillo que iremos pasando repetidas veces sobre el papel para evitar arrugas y burbujas que pudieran aparecer. Es aconsejable no despegar el pliego de papel por completo antes de fijarlo a la pared, sino ir despegándose a medida que cubrimos la zona deseada. El punto siguiente consiste en retirar con tijeras y cutter el sobrante de papel que invada techo, marcos, enchufes y rodapiés.

Tras la fijación del primer pliego de papel hay que tener en cuenta que el siguiente debe continuar con la secuencia del dibujo, por lo que prestaremos la máxima atención para localizar el punto exacto de unión para obtener así la uniformidad deseada. Es importante no pegar un pliego encima del otro, así que lo idóneo pasa por buscar la continuidad sin hacer escalones y uniendo bien los bordes. Una vez hecho esto, deslizamos un trapo limpio con presión sobre el papel para que se adhiera bien y no quede rugoso. Así, para que las juntas sean invisibles, pasamos el rodillo sobre ellas con cierta intensidad.

Para conseguir un acabado perfecto es preciso realizar todas estas acciones antes de que la cola se seque, ya que en algunas ocasiones será necesario retirar y volver a colocar el papel durante la fijación para corregir errores. Una vez aprendido todo esto, sólo resta elegir un diseño que nos satisfaga y ponernos manos a la obra.

En definitiva, llevar a cabo el empapelado de una pared requiere seguir con minucia y precisión una serie de pasos concretos como los que hemos repasado anteriormente, pero ello no impide que cualquier persona con un poco de dedicación y los materiales oportunos pueda llevarlo a cabo sin problema alguno. En este sentido, es reseñable el ahorro de dinero que esto conlleva, ya que estas pautas hacen que no sea necesario recurrir a ningún profesional.