La calefacción por infrarrojos es, sin duda, uno de los sistemas más interesantes a la hora de aportar calor al interior de una vivienda. De hecho, cada vez es más habitual encontrarla en los hogares. Pero ¿cómo funciona exactamente? Esta es la cuestión a la que queremos dar respuesta aquí.
La mayoría de sistemas de calefacción existentes en el mercado calientan el aire presente en la estancia. Solo hay que pensar, por ejemplo, en las calderas de condensación o en las estufas de pellets, por ejemplo. Sin embargo, el funcionamiento de los calefactores infrarrojos no tiene nada que ver con esto.
En concreto, lo que hace un calefactor de barras infrarrojas es calentar directamente a los objetos y personas. Pero ¿cómo exactamente? Pues mediante la emisión de radiación infrarroja, que es capaz de penetrar en cualquier material o tejido.
Estos aparatos funcionan conectados directamente a la red eléctrica, es decir, a cualquier enchufe doméstico. Generalmente, se colocan en el techo o en las paredes, ya que son los lugares desde los que son más eficientes.
¿Qué tipo de radiación infrarroja utilizan estos calefactores?
Existe la creencia de que la radiación infrarroja es perjudicial para la salud. Sin embargo, es totalmente errónea. La única que tiene efectos perjudiciales sobre la piel es la de onda muy corta, la cual no es utilizada por este tipo de dispositivos.
Dicho esto, podemos decir que los calefactores de barras infrarrojas emplean estos dos tipos de radiaciones para proporcionar calor:
Rayos infrarrojos de onda larga. Son los más eficientes. Calientan de manera muy paulatina, lo que es ideal para garantizar el confort.
Rayos infrarrojos de onda corta. Resultan mucho más intensos que los anteriores, por lo que facilitan alcanzar temperaturas más altas en menos tiempo. Se emplean, normalmente, en los cuartos de baño y en terrazas exteriores, ya que tienen necesidades de calefacción superiores a las de cualquier otra zona de la casa.
¿Son realmente eficientes los calefactores infrarrojos?
El impacto de un calefactor de infrarrojos en el consumo eléctrico de una vivienda es inferior a lo que se podría suponer. De hecho, según los expertos, necesitan entre un 50 % y un 70 % menos de energía para calentar el mismo espacio que los sistemas de calefacción convencionales.
Pero ¿cómo es posible? Muy sencillo. Solo hay que pensar en que, al no calentar el aire sino solo a las personas y los objetos que hay en su radio de alcance, necesitan mucha menos energía para cumplir su función.
Sin embargo, para conseguir este ahorro energético, es necesario dimensionar la instalación de forma correcta. Si nos quedamos cortos, probablemente necesitemos usar otros sistemas complementarios; en cambio, si nos pasamos, es muy posible que acabemos gastando bastante más de lo necesario.
En primer lugar, tenemos que decir que la instalación de este tipo de calefactores es muy sencilla. De hecho, el único requisito es que haya un enchufe cerca, por lo que se pueden colocar en casi cualquier parte. Lo ideal, como dijimos antes, es ponerlos en el techo o en la pared.
Sin embargo, los calefactores de barras infrarrojas reportan otros muchos beneficios que debemos destacar. Son los siguientes:
No producen ruido ni vibraciones. Es decir, una vez que se encienden, no molestan a quienes se encuentran en la misma estancia, así que es posible leer un libro, dormir la siesta o ver la televisión con total comodidad. Es el único sistema de calefacción que puede presumir de esto.
No requiere de mantenimiento. Al menos, no más allá de quitarles el polvo como a cualquier otro dispositivo o elemento decorativo del hogar. Esto se debe, principalmente, a que no generan residuos ni utilizan combustibles peligrosos.
Resultan muy decorativos. Es habitual que las barras emisoras de rayos infrarrojos se oculten bajo espejos, cuadros u otros elementos similares. Pasan totalmente desapercibidos, lo que no sucede con las chimeneas o los radiadores de aceite, por ejemplo.
En definitiva, los calefactores infrarrojos se han convertido en una opción muy interesante para la calefacción doméstica. Al fin y al cabo, son más eficientes que los sistemas tradicionales, no generan ruido, vibraciones ni residuos y se pueden disimular fácilmente en la decoración.
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