Hay quienes son muy forofos de los coches y gustan de tenerlos impolutos. Existen ciertas partes en nuestro vehículo que sufren especialmente el paso del tiempo y el deterioro derivado del uso. Unas de las partes que dotan de carácter y constituyen un indicativo de lo cuidado que está nuestro vehículo son las llantas. Estas a menudo se ven deterioradas o afeadas por habernos rozado con el bordillo, por las inclemencias meteorológicas o por el mero desgaste del rodaje. Al ser una parte bastante cara del vehículo cambiarlas regularmente se antoja imposible, por lo que debemos optar por restaurarlas, sobre todo mediante la pintura. En función del deterioro , el tipo de llanta, y/o el resulto buscado, optaremos por una u otra técnica. A continuación van algunos Brycus consejos para pintar nuestras llantas.
Lo primero y fundamental, independientemente de la técnica a emplear, es soltar la rueda. Es recomendable alzar el coche con un gato, y a continuación retirar las tuercas una a una. Suelen estar muy apretadas, y es recomendable aflojarlas un poco antes de elevar el vehículo.
Si existe un deterioro fruto del óxido, empezaremos repasando la superficie con un cepillo de púas metálico. Haz bastante hincapié en las zonas más afectadas y los recovecos. Una vez hemos eliminado la mayor parte del óxido superficial debemos limpiar la zona con una manguera a presión preferiblemente, pero a continuación hacer una limpieza más profunda con acetona.
Seca la superficie sobre la que vamos a trabajar, y aplica cinta de carrocero en el contorno con el fin de que el neumático no se vea afectado por el tratamiento que vamos a aplicar a continuación. Podemos elegir entre diversos productos presentes en el mercado. Lo más óptimo, si hablamos de una superficie con óxido, es aplicar un esmalte antioxidante, presentado en varios colores, y aplicarlo de forma directa según las instrucciones que nos proporciona el fabricante.
Debemos dar tantas manos como se nos indique, respetando por supuesto los tiempos de secado. Una vez hemos aplicado tantas capas como fueran necesarias, devolvemos la rueda a su sitio, asegurándonos bien de que queda anclada como es debido.
Hay métodos más modernos, como el spray, y que cuentan con resultados tanto o mejores que el anterior.
En este caso nos valdremos de una serie de lijas, que usaremos desde las que tienen el grano más gordo al más fino. No sin antes, y con la ayuda de un quita grasas, dejar la rueda impoluta.
Una vez limpias, lijadas y secas es hora de empezar con el tratamiento adecuado preparando el neumático como describíamos en el proceso anterior.
En primer lugar daremos una imprimación bastante densa, que lleva un compuesto autonivelante, con el fin de quede bien homogéneo. A menudo son necesarias dos capas o más.
Ahora llega el turno de la pintura como tal. Es importante que la capa de imprimación esté perfectamente homogeneizada, no tenga rebabas, y haya quedado profesional, de este paso depende el éxito de los anteriores, que son algo menos delicados. Tras tres horas de secado del proceso de imprimación aplicamos la pintura en spray, en 5 o 6 capas, que es lo que suelen indicar el fabricante.
Después de un secado de 24h procedemos a aplicar la laca o barniza, que darán el remate a nuestras llantas. Este acabado es más que aconsejable ya que suele tener características hidrófugas, aumentan así la durabilidad y la facilidad de limpieza, por no hablar de la cuestión estética.
Gracias a estos Brycus consejos podrás disfrutar de unas llantas como nuevas para poder presumir allá donde vayas.
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