Plantar semillas en la estación que corresponde es lo más recomendado para obtener el máximo rendimiento de cada siembra y para adaptarse a los ciclos naturales de crecimiento de las plantas En las temporadas en las que la naturaleza tiene programada su germinación. Por esa razón, contar con un calendario de siembra adaptado en el que se tenga en cuenta el clima local, el tipo semillas y las características de las plantas de temporadas es fundamental.
Y algo más a tener en cuenta. Ese algo más en los cuidados es la Luna. Sus fases cuentan y la agricultura ecológica ha sabido ser sensible a ello en la línea de mantener las prácticas ancestrales que funcionan.
Así, durante los cuartos crecientes la luz de la Luna se incrementa de manera progresiva. En el caso de las hortalizas, se produce por ejemplo un desarrollo aéreo de las plantas. Y ese periodo es el mejor momento para que germinen las semillas. Por esa razón, uno de los consejos clave es sembrar un par de días antes del comienzo del cuarto creciente.
El resto de fases de la Luna también puede ser relevantes para el sembrado en tanto que la siembra de las semillas debe ajustarse al ciclo de crecimiento de las plantas, a las condiciones del clima como veremos más adelante, a prácticas de huerto propias de cada cultivo y a las necesidades específicas de cada variedad.
Así también, en Luna llena, lo más llamativo es el crecimiento del follaje por encima del de las raíces. En cuarto menguante, hay que tener en cuenta que lo que se recomienda realizar labores de mantenimiento y durante la Luna nueva el proceso de crecimiento se ralentiza y resulta beneficioso para las siempre clásicas zanahorias. La clave de los cuidados está, por tanto, en ser diligentes en el cuarto creciente y jugar con los tiempos en el resto de fases.
Plantando con el tiempo en la mano
Pero vayamos a las recomendaciones, a los consejos sobre las mejores épocas para plantar semillas. Aquí lo más importante es tener en cuenta lo comentado, un buen calendario de siembra para plantar en el mejor momento. De lo que se trata es de que el ciclo de crecimiento de las plantas entre en un periodo temporal que coincida con ambientes estables y controlados más allá de todos los imprevistos que puedan ir surgiendo como temperaturas altas, lluvias en exceso, sequías o plagas. Una temporada más larga da más tiempo de crecimiento y mayores cosechas.
Un principio básico que funciona es el de plantar flores y vegetales con periodos anuales es plantarlas en primavera ajustándose al señalado cuarto creciente. Las plantas de bulbos, las que dan flores cada dos años o las perennes que tienen sus frutos bajo tierra, hay que plantarlas en primavera al terminar la Luna llena. Este es el caso del apio, de los nabos, de la berenjena o de la cebolla, cuyos periodos de siembra van desde febrero a abril, o algo más.
Es cierto que muchas semillas se pueden plantar en interior y luego llevarlas al huerto, pero lo más recomendable es plantarlas directamente en los surcos por aquello de que pueden resentirse en el cambio de tierra, de ambiente o de la química del sustrato. Los tomates y los pimientos, en cualquier caso, pueden ser excepciones a esta regla al ser plantas con un tipo semillas más rústicas y, por tanto, más resistentes.
Un factor clave a tener en cuenta cuando se plantan semillas es la duración de la temporada de crecimiento. En zonas más frías, el periodo de crecimiento se acorta en todos los casos al darse menos luz. En ese caso, la estrategia de plantar en interiores para ganar tiempo de crecimiento es casi la única solución. Si éste es el caso, se ha de plantar la semilla en interior entre seis y ocho semanas antes de la última fecha habitual de las heladas de primavera en la zona geográfica en la que nos encontremos.
Si se da el caso de que las heladas o el tiempo frío se mantiene, lo más razonable es trasplantar las plantas en crecimiento a macetas de plástico en el exterior, colocándolas en zonas bien iluminadas pero protegidas.
La observación del tiempo, de las condiciones ambientales, son parte del sugerente atractivo de los cultivos en huerto. El cultivador en todos los casos será el factor clave, quién decide cómo ganar tiempo al tiempo para ofrecer las mejores condiciones de crecimiento. Ése es el reto.
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