Si tienes la suerte de contar con una terraza o patio, seguro que quieras darle también uso en invierno. Esa es la principal razón por la cual contar con una estufa exterior. No obstante, existen de diferentes tipos en el mercado. Aquí te contamos por qué escoger estufas de gas butano de exterior y sobre cómo acertar.
Aportan un gran poder calorífico, que es lo que nos interesa, y presentan también una potencia superior a las eléctricas. Como combustible, pueden usar el gas butano o el propano. Como recomendaciones, se aconseja mantener una distancia, así como evitar que se les acerquen animales.
Entre sus principales ventajas, destaca el hecho de que abarcan un amplio radio de acción, así como de que poseen alto rendimiento. Además, recuerda que las estufas de gas para exteriores no se pueden situar en estancias semicerradas, a causa de las emisiones. Tampoco cabrían dentro de una habitación con techos al uso.
Depende, en primer lugar, del tipo de uso que vayas a realizar. Si eres un profesional de la hostelería, deberás optar por aquella con forma de seta y, si es para casa, una piramidal, pero ¿Cuál es cada una? Te lo mostramos a continuación:
El nombre viene, en realidad, por la forma de la cabeza y se usa principalmente en hostelería, en terrazas al aire libre, pues supone también un ahorro económico importante. En cuanto a la bombona, esta se engancha a la caperuza para después permanecer oculta dentro del armazón metálico
El calor es emitido por la malla metálica que rodea (y protege) al propio quemador. La potencia puede regularse cómodamente. Asimismo, el alero del área superior reparte el calor hacia abajo y de modo uniforme. En algunos modelos, el calor llega a hasta un diámetro de tres metros. En sus acabados, prima el acero y el metal pintado.
Se caracterizan por su forma piramidal. Y, en vez de quemador circular, disponen de un tubo incandescente desde el cual se transmite el calor, provisto de una vistosa llama. Brillan también por su especial diseño, por lo que quedan muy bien en terrazas o patios exteriores, incluso en hostelería.
Sin embargo, se recomienda su uso exclusivo en espacios totalmente exteriores (como se comentó más arriba), por la emisión de gases contaminantes, que quedarían sin posibilidad de salir en un espacio cerrado o semicerrado.
Una vez que ya nos hayamos decidido por una estufa de gas, lo siguiente es elegir el modelo, el cual siempre irá en función de la estancia que deseemos calentar. Así, las estufas de pirámide se presentan en diferentes tamaños en altura: desde los prácticos 1,85 metros hasta los estándares de 2,25.
Las de seta también habitualmente alcanzan los 2,25 metros y pueden conseguir una potencia calorífica de hasta 13,5 kilovatios. Muchos modelos vienen con ruedas en la zona inferior, para trasladarse con facilidad. Y, para que te hagas una idea acerca de su duración, el tiempo de combustión puede llegar a las 50 horas.
Las de gas radiante constan de un quemador infrarrojo de gran potencia, de hasta cuatro mil vatios. Pueden calentar estancias de 30 metros cuadrados. Por su parte, las estufas catalíticas emiten el calor a través de un panel por radiación. Resultan ideales para terrazas de 25 metros cuadrados. Si se emplea el termostato, se ahorra un 30 %.
Por último, las que funcionan con llama azul son las más seguras. Además, son las que menos consumen, al producirse la ignición a una temperatura realmente elevada. Asimismo, disponen de dos salidas de calor: la frontal y la superior. También se recomiendan en estancias de 35 metros cuadrados. Cuentan igualmente con una mayor vida útil, lo que redunda en el ahorro.
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